«La muerte de un comediante» sigue su rumbo

Javier Beltramino, co-director del proyecto junto a Diego Peretti, nos trae borradores del guion en formato audio para mostrarles el avance del trabajo y no perderle pisada al Peretti Project. Así ustedes, los miles de socios productores que pusieron la plata, se enteran con lujo de detalles cómo se construye un largometraje semana a semana.

Ser valiente, desde chico esa fue mi batalla. Demostrarme si podía ser valiente o no. Esa fue siempre mi contienda personal. Parece una estupidez, parece para la mayoría de la gente, no para mí. 


Hola a todos. Seguimos compartiendo audios, borradores orales del guión. Luego de que escucharan la primera idea que Peretti tuvo como secuencia inicial de la película, ahora lo que van a escuchar es otro de los tantos audios que me envió Diego, con una idea muy desarrollada de una escena bastante particular. En este caso, es la escena número 6, por ahora.

En esta escena, Juan Debré, el protagonista, se ve sometido a una entrevista con un conductor especialmente irritante. Yo creo que a partir de la misma podrán empezar a imaginarse muy libremente quién es Juan Debré y el porqué de sus acciones, e incluso, creo, que puede ser un ejercicio creativo muy interesante el pensar todo eso, solo con lo que hemos compartido hasta ahora. 

Nosotros, desde ya, felices de leer todo tipo de comentarios. 

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Sobre el mismo fondo negro, comienzan a escucharse aplausos cerrados, una música de presentación. Se va descorriendo el fondo negro y va apareciendo de a poco una platea de gente aplaudiendo, que chifla alegre, emocionada. Todo esto ocurre sobre un fondo de muchos pósters y motivos que tienen que ver con los diferentes superhéroes de diferentes cómics. Esto es lo que va viendo Debré detrás de la cortina, antes de entrar. La cámara ahora se focaliza en el lugar, lo recorre, vemos que es un set de TV un poco improvisado para una nota televisiva. El estudio, ahora vemos más claramente, que está todo cubierto de motivos y de pósters y de grafitis que tienen que ver con los héroes de cómics. Mientras esto ocurre, la voz en off dice:

CONDUCTOR (off)
Ser valiente, desde chico esa fue mi batalla. Demostrarme si podía ser valiente o no. Esa fue siempre mi contienda personal. Parece una estupidez, parece para la mayoría de la gente, no para mí. 

La cámara lentamente se va concentrando en la figura del conductor y su voz se va haciendo cada vez más clara. La subjetiva tras las cortinas de Debré descubre con la voz del conductor que sus gesticulaciones son un tanto amaneradas y tiene una risa muy falsa, solo pareciera utilizarla para lucir su dentadura reluciente y falsamente impecable. Esta dentadura parece obsesionar a Debré, que sigue espiando toda la presentación detrás de la cortina. El conductor empieza a hablar:

CONDUCTOR
Damas y caballeros, hoy es un día muy especial, ¿no les parece? —mira a la tribuna y mira a la cámara del set de TV— ¿Quiénes de nosotros no pensó alguna vez que podía volar, que podía trepar paredes como una araña, que podía respirar debajo del agua, que podía adivinar el pensamiento de otro o que a través de su poder telequinético podía mover objetos a distancia o simplemente hacerse un hombre invisible? ¿Quién de nosotros no soñó con tener, alguna vez, alguno de estos súper poderes dentro nuestro? En el interior de nuestros cuerpos. 

Al hacer eso, simultáneamente, se toca el cuerpo como haciendo un chiste de provocación «erótica», con doble sentido. Y sigue: 

CONDUCTOR
Quiero decir: en el interior del cuerpo de personas que solo y únicamente están dispuestas a ayudar a sus semejantes y hacer el bien.  Ese es siempre el valor esencial y la base moral sobre la que se sostienen los superhéroes que inundaron de imaginación nuestras infancias. Ese es precisamente el tema que nuestra fundación literaria quiere desarrollar esta semana durante su seminario de ética narrativa. 

Mientras el conductor sigue con su presentación, Debré se queda absorto, con su atención, detenido en uno de los pósters que es de Tintín, ubicado justo arriba y detrás del conductor. El gesto que se ve de Tintín debería ser como el mismo gesto de sorpresa inequívoco que tiene Debré, y pareciera que lo mira a Debré. Sobre esta mirada de Tintín a Debré ahora el conductor sigue hablando y solo se escucha su voz.

CONDUCTOR (off)
Y qué mejor manera de empezar, de inaugurar este encuentro sino a través de una conversación bien íntima con quien se convirtió, en este último tiempo, en el prototipo, en el emblema, el héroe urbano de nuestro país. Nadie sabe cómo llamarlo realmente. Es tan bueno en lo que hace que no sé si llamarlo Juan Debré que, según tengo entendido, es un nombre artístico o si realmente es quien todas las noches se disfraza de diferentes personajes para ayudar a resolver las injusticias que suceden en las calles de las ciudades de nuestro país. Con nosotros, nuestro queridísimo, Escorpión de la justicia. 

Abstraído en el póster, Debré es sorprendido con el conductor riéndose a pocos centímetros de su cara. El conductor lo agarra de la mano, lo lleva a sentarse a una de las dos sillas que hay dispuestas frente a la tribuna, frente a las cámaras y a los diferentes técnicos presentes. Hay un aplauso cerrado, se ponen de pie. El programa sigue avanzando entre esa esencia glamorosa barata y patética. 

CONDUCTOR
Qué bueno tener al Escorpión de la justicia justo frente a mí. Qué emoción tenerte tan cerca, Debré, alguien tan arrojado y valiente. 

Sobre el rostro imperturbable de sorpresa de Debré, la voz del conductor comienza a desdibujarse. La risa, los aplausos de la tribuna se van fundiendo o difuminando en un ambiente como extraño, con voces deformadas, como si estuvieran debajo del agua, y figuras que se tornan poco precisas. Todo es un collage de confusión. Repentinamente, una fuerte carcajada del conductor y su dentadura, acompañada de una carcajada de la tribuna, lo sacan a Debré de su confusión y este vuelve a quedarse absorto en el póster de Tintín. Mientras esto ocurre, el conductor dice:

CONDUCTOR
Veo que sos alguien bastante tímido y dicen que los tímidos son los peores —se ríe cómplice con la tribuna— Vos sabrás el porqué… 

Debré seco, sin entender bien.

DEBRÉ
¿El porqué? ¿De qué? 

CONDUCTOR
El porqué de chico querías ser actor. ¿Cuántas veces te lo tengo que preguntar, Debré? 

Debré, seco.

DEBRÉ
Por Tintín. 

CONDUCTOR
¿Por Tintín? 

DEBRÉ
No tiene superpoderes, es un hombre normal que pone su cuerpo al servicio de hacer el bien y de los oprimidos. 

El conductor sorprendido.

CONDUCTOR
¡Qué tierno que es! ¿No les parece? —le dice a la tribuna— Como Tintín —vuelve a Debré— Sos muy tierno de verdad ¿lo sabías?

Sigue el conductor.

CONDUCTOR
¿Y en la vida real, Debré? 

Silencio. El conductor mira a la tribuna, cómplice. Debré no entiende bien y repite una pregunta.

DEBRÉ
¿En la vida real? 

Conductor aclara.

CONDUCTOR
Vos, en la vida real, ¿sos capaz de poner el cuerpo? —risita cómplice del conductor con la tribuna—.  

DEBRÉ (off)
Qué curiosa que es la vida. Este idiota consumado me estaba haciendo la única pregunta que me quería contestar antes del final. 

Ante una pausa que hace Debré, retoma sacando su billetera, en una acción disruptiva, le da al conductor 10 billetes, uno por uno. El conductor mira la tribuna y se hace la pregunta: 

CONDUCTOR
¿Para qué me das esto? Mirá que nada de lo que hago, lo hago por plata. Menos poner el cuerpo… —se ríe con su dentadura resplandeciente—. 

Debré balbucea en voz baja.

DEBRÉ
Eparonroro 

CONDUCTOR
¿Para quién? No entiendo. 

Debré más decidido va hacia la oreja del conductor.

DEBRÉ
Es para el odontólogo. 

En ese momento Debré lo mira al conductor y rápidamente le propina un cortito de puño, bien puesto en plena boca. No es violento, es como histérico, pero bien profesional. El conductor se queda en blanco. Su dentadura empieza a sangrar, la tribuna aplaude, chifla, se escucha «Bravo, Escorpión». De afuera dicen «Corte, corte». 

Funde a negro.

DEBRÉ (off)
Será en el agua como germiné, flotando, sin gravedad.


Por supuesto, como hemos aclarado antes, esto es borrador, oral. Lo continuamos trabajando. Creo que es muy importante contarles que junto a Diego hemos decidido contar el cuento, la historia desde el punto de vista del protagonista, Juan Debré, quien está transitando un momento muy especial de su vida. Y esto quiere decir que todo lo que el espectador verá, toda la información que recibirá durante toda la película va a responder a cómo el protagonista percibe la realidad.

Muchísimas gracias a todos, como siempre, por el apoyo. Nos vemos la próxima. 

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