Al menos por un rato, dejamos de lado la Buenos Aires de 1927. Nos olvidamos de su pujanza, de sus lujos y su nocturnidad arrabalera para dedicarnos a otra cosa igual de apasionante. El nuevo capítulo de «Capablanca», nuestro drama de época, dejó una infinidad de datos para conocer a fondo a nuestros personajes principales, sin los cuales no habría historia: por un lado, el genio cubano, desprolijo e imbatible José Capablanca; por el otro, Aleksander Alekhine, retador al título del mundo, robótico, disciplinado, ruso metódico.
El primer ejercicio que hicieron nuestro flamante jefe de guión, Felipe Pigna, y el resto de su equipo —compuesto por su hijo Martín, Diego Rojas y Ezequiel Goldstein— fue dividir una pizarra en dos para hacer un punteo de las características biográficas y psicológicas de cada personaje. Ante la atenta mirada de los socios productores, que pueden espiar en vivo como cada miércoles el proceso de construcción de la peli, anotaron, debatieron y se adentraron en las mentes complejas del dotado Capablanca y del meticuloso Alekhine.
Estas fueron algunas de las preguntas que se realizaó —y, por supuesto, se contestó— el equipo de guionistas. Primero se hizo una radiografía del campeón del mundo, el jugador cubano. Un personaje agrandado, un tanto soberbio, que descubre su genialidad a una edad tempranísima, y para quien el ajedrez no es más que un entretenimiento en el que se descubre bueno, pese a ser algo más que eso: múltiple campeón mundial. ¿Cuál es su motivación? Continuar siendo imbatible, por supuesto. Exhibe su seguridad y su confianza ante la prensa porteña, que lo denosta con un peyorativo «latino», al borde de pecar de soberbio. También se evalúan sus miedos y sus contradicciones, como su poca pasión por el deporte que domina y al que cree, frustrado, que le ha descubierto todos sus trucos.
Por otro lado, la personalidad gélida y calculadora del ruso Alekhine. Su motivación lógica, casi implacable, de querer ganarle a Capablanca, de coronarse en lo alto del mundo, de ganarle al mismísimo Mozart del ajedrez, utilizando recursos nobles, jugadas grandilocuentes, desplegando estrategias vistosas y estéticas. Pero al mismo tiempo incurre en contradicciones que ponen en jaque su auténtica deportividad cuando le niega la revancha a Capablanca. Alekhine esconde, tal vez, un enorme complejo de inferioridad.
Otro de los puntos centrales del streaming fue, como siempre, la intensa participación de los socios productores, que no sólo se contentaron con espiar a Pigna y equipo, sino que por medio del chat propusieron soluciones y contribuyeron al debate.
Nuestros guionistas les plantaron una duda elemental: ¿desde qué perspectiva deberían contarse las características de los personajes? ¿Desde la óptica de Capablanca? ¿Desde la de Alekhine? ¿Desde una visión conjunta? Finalmente, esta última fue la opción elegida por los socios, que concordó además con la opinión del equipo creativo.
Los socios productores del proyecto «Cinco Pelis» pueden seguir el streaming en vivo y hacer sugerencias al equipo de guionistas. Además, participan de encuestas periódicamente. Pocas horas después de finalizado el streaming, habrá un resumen acá mismo.
Si todavía no sos socio productor del proyecto «Cinco pelis», todavía estás a tiempo: vas a vivir una experiencia inmersiva de construcción de guión audiovisual increíble.